Batacazo Monumental: River falló y Tigre pasó a semis

Hazaña del Matador: jugó un partido enorme y eliminó al equipo de Gallardo, que tuvo una mala noche. Retegui y Colidio, los héroes.

Deportes 12 de mayo de 2022 Identidad Noticias
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Switch off. River bajó la tensión. Hubo apagón. Extraño, inoportuno para su ambición doméstica. Extraño, también, porque es contranatural para un ciclo como el de Marcelo Gallardo que se caracterizó siempre por ser excesivamente voraz en los mata-mata. O casi siempre, claro: hasta que llegó el Matador.

Switch off. Tigre apagó a River: no lo dejó ser. Fue mezcla de épica de recién ascendido con inteligencia, pragmatismo, constancia y algo del juego. Porque si tachó a uno de los favoritos fue mérito, de arranque, de Diego Martínez. Aquel deté que en 2019 ya había intentado hackearle el password táctico a MG cuando dirigía a Estudiantes (BA). Lo logró, en definitiva, dos años después y en el Monumental: beneficiado por el oportuno cabezazo de Retegui cuando apenas iban cuatro minutos, el planteo desestabilizador funcionó a la perfección. Tigre no se enjauló para custodiar el primer gol. Cerró las filas, sí, con la finalidad posterior de aguijonear por las bandas, en las zonas grises entre centrales y laterales, con dos nativos de Boca como Retegui y Colidio atorando en el último tercio: el primero, como referencia de área y también de diagonales; el segundo, más incisivo.

Tigre entregó el balón pero sin perder de vista el arco de Armani ni dejar de marcar presencia. Con una atención puesta -y con éxito- en desarticular el triángulo derecho de River (Herrera, Fernández, Pochettino), aunque también poblando el perímetro de acción de Julián Álvarez -enorme trabajo de VíctorCabrera y Brian Luciatti- e incomodando a los dos Enzos: el más jovencito no consiguió distribuir; al más experimentado por momentos se lo vio atosigado por la presencia de Prediger para interceptar pero también de sus laderos. Quizás un cuadro que describió el tramo de la película hasta el intervalo fue la pérdida de Enzo Pérez que acabó en un remate de Colidio desde la mitad de la cancha que forzó vuelo de Armani. Situación out of context para River.

l entretiempo pareció ser un necesario tiempo muerto para Gallardo: River, hasta ahí, sólo había mostrado su morfología en una combinación entre Barco y De la Cruz que acabó en tiro suave pero desviado de Pochettino. Post half time el juego no lució como en su versión Globetrotter pero sí tuvo picos de 220V. La llave la encendió Fernández: su remate de revés al ángulo, de otro partido (de Fernández) revitalizó transitoriamente a un equipo que no logró, pese al empuje del ánimo, la tonicidad que lo caracteriza en el juego. Y ahí estuvo la falta de equivalencias conTigre, que si algo tuvo fue constancia para apegarse a su teoría. Y ponerla en práctica incluso en desventaja anímica: Colidio presionó a Paulo Díaz, hasta ese momento el más seguro de la defensa de River, el defensor patinó y Tigre facturó. Y ahí sí: definitivo switch off para River. Pese a lo que intentó desde la voluntad, no se pareció a sí mismo. Éxito rival, sí, pero también falencia propia en un semestre que hasta aquí quedó marcado por errores puntuales decisivos: el de González Pirez costó un superclásico ante Boca; el del Bombero, el seguir activo en el torneo...

Y lo celebró Tigre. El que rugió en diciembre con un estilo marcado que adaptó a Primera para reinventarse. Para animársele a River con astucia y trabajo fino. Para soñar con repetir la hazaña de 2019. Y pensar en otro título en la élite para redondear su épica.

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