Messi disfruta la independencia de su dependencia

Es cada vez más visible que Leo se siente cómodo en esta Selección que busca que no todo pase por él. Su Copa América, por ahora, es intachable.

Opinión 29 de junio de 2021 Franco Centurión Franco Centurión
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Hoy te convertís en historia. No importa cuándo lo leas. Fue un lunes en Cuiabá, pero pudo ser cualquier día de la semana en cualquier otro lugar. Leo Messi es así. Contra Bolivia superó a Mascherano para transformarse, ahora en soledad, en el jugador con más presencias en la Selección. Sin embargo, ese festejo, esa marca, no podía ser un simple registro. Y no lo fue.

Entendió el 10, el capitán argentino, el mago de la zurda, que debía honrar sus 148 partidos vestido de celeste y blanco. Fueron dos goles y una asistencia para decorar el récord absoluto, para pintarlo de Messi, para que no vaya a los libros así nomás, como un simple número. Pero también, en su juego, en el del equipo, hubo más, algo no menor, otra señal alentadora, que lo incluye pero a la vez, busca excluirlo...

Pero primero lo primero. Fue Messi de cucharita para el 1-0 de Papu. Fue Messi de penal, su sello particular en este ciclo Scaloni. Fue Messi de jugada, tras un pase del Kun directo a las portadas deportivas de Barcelona, para pagar la única deuda que tenía en la era del Lionel DT: hacer un gol que no fuera de pelota detenida, algo que se le venía negando sistemáticamente desde un amistoso ante Nicaragua previo a la Copa América anterior.

Dos años y 21 días después, se redimió también con su sello: toque sutil de zurda, con calidad, con parábola justa por arriba de Lampe, de galera y bastón. Pero luego de esa secuencia, llegó la otra parte, la cada vez más visible, palpable, evidente: Messi se siente cómodo en esta Selección. Con su juego, con su estilo, con esta búsqueda de prescindir de él, de que no todo pase por él. Y no sólo eso: hasta parece disfrutar de que así sea.

Cuando él quiere, se conecta. Cuando él lo desea, toma el mando. Cuando él lo prefiere, acelera. Mientras tanto, ve como el fútbol del equipo intenta girar a su alrededor sin que él sea el eje, mostrando independencia de su dependencia, acaso la esencia más saludable: 10 más Messi y no Messi más 10.

Una persecución infatigable de otros entrenadores que en esta buena Copa América del 10 está viendo la luz, por actitud (de los demás), concepción (del actual DT) y aceptación (del propio capitán).

A este Messi, en efecto, hay poco para refutarle. Hace historia, hace goles, ejerce liderazgo, conduce, dirige, va al frente, canta el himno con energía (una aclaración innecesaria, pero que otra vez había vuelto a escena), se pone en la primera línea de combate aunque la sugerencia sea regular fuerzas, energías, piernas, balas.

Pero... ¿cómo negarle la chance de dejarlo ser si la devolución es de esta calidad, si el reembolso tiene este compromiso, si la paga es verlo disfrutar, sonreír, sugerir que parece llevar mejor que nunca la siempre pesada carga de ganar algo en celeste y blanco?

Con este Messi, es posible pegar el golpe. Ese golpe que él dijo que hay que dar de una vez por todas. Es cierto, hasta las señales que llegan de la Euro, con la eliminación del campeón del mundo, invitan al paso a paso. Será Ecuador otro rival durísimo en cuartos. Pero con el jugador con más partidos en la Selección (148), con más goles (75) y más asistencias (44), hay lugar para hacer historia.

Fuente: Diario Olé

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